Curar las heridas


La verdad es que quizá llegues al momento que desees ver atrás y te des cuenta que hay recuerdos bellos que aún deseas vivir, pero ya no puedes porque ya pasaron o con las personas o persona que viviste esa etapa ya no esta contigo.


Hay que poner en claro qué es lo que se desea llegar sin retroceder y cometer los mismos errores que te causaron dolor. Hablo de esto porque me ha llegado el momento de apreciar momentos que he vivido en el pasado y ahora tengo cercanía de poder repetirlos, pero hay un gran riesgo porque estaría engañándome al desear tener sujeto a mi amarrado en mi presente cosas, situaciones y hasta sensaciones que perdí por muchas razones, la cual una es perder la esperanza mucho más que la confianza en los demás.

Si existe una sola persona que me quiere inocentemente y que halla vivido algo al menos conmigo y no se atreve a conversarme, es el mejor momento de reflexionar: mi vida es mortal y no puedo controlar cómo se desencadene las acciones de mi éste mi presente a mañana; es decir, se puede estar perdiendo la ocasión de hablar y compartir tan solo el tiempo.

Esto no es hablar de amor o ser correspondido. Es estar completamente tan solo con uno mismo y hallarse de repente con pocas personas en que poder confiar y conversar. Los demás nunca fueron parte de ti y buscaban su interés personal. Este es el preciso momento en que llegas a amarte más y a tener claro qué amar es más que estar enamorado (a) y ser correspondido. No tiene nada que ver con la fecha en que empezó la relación y qué celebraron juntos ni mucho menos a los lugares que fueron juntos. Poder entenderse y aceptarse lo malo y lo bueno que se llegó amar (apreciar) fue al final lo mejor que se pudo tener al menos como recuerdo (al término).

Ya no pesa la soledad. Ya no pesa el dolor, aunque quede para siempre la herida y nunca puedas amar completamente otra vez por cuidarte más (no entregar todo solo lo necesario). Con el tiempo, se va perdiendo la fe y confianza, aunque siempre todo lo necesario al conocer a una nueva persona. El corazón se cansa de ilusionarse, apreciar, amar para luego llorar, tener cólera tras la decepción.

Lo mismo pasa entre las amistades. Ocurre que te hallas con pocos amigos reales y personas que realmente te quieren por lo que eres y no por lo que tienes (para ellos). Al no tenerlos, te hallas con una paz interna, ya que sabes que tienes los verdaderos. La sensación de tóxico se va como las lociones: sin darse cuenta.

La ocasión y el tiempo es lo que te va contando cuál es el camino correcto de qué tomar. Las lágrimas y el dolor se van al fin al cabo, pero las personas que te hacen mal nunca se te van olvidar y eso no es rencor, sino una forma de estar prevenido para seguir teniendo ganas de seguir sonriéndole a la vida.

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Comentarios

  1. Hermoso...........! Asi es llega un momento en què ya no pesa la soledad, el dolor....!

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