Mi Muerte

“No hay nada más que hacer”. Me río lo que me replico el huevo duro de mi abogado. Claro,..El no es el ejecutado. Tiene su vida. Una familia como lo deseo mi madre de mí. Pero, noo..Yo era y seré de calle hasta lo último con honor.

¡Va a llegar el Padre pronto!¡Carambas! Con cuánta gala de estrellas del espectáculo me marcharé. El huevo duro me quiere.. uu... Qué adorable.. Bla, bla, bla. ¿Por qué no me dejaran en paz los últimos…

- De Nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Arrepentirme ..puede ser..pero, yo no lo hice sin pensar. Y la forma que se terminara mi vida no me aterroriza. Más miedo le daría a cualquiera de cómo deje a Eduardo y Ruth sin contar al perro. Bobby.

- Padre, siento una gran energía que infla mi pecho. No es amor. No es misericordia. Es odio. Porque deseo hacer más. No me arrepiento ni me arrepentiré de lo que hice. Sólo necesito paz y podré ir a mi sentencia hasta corriendo. Porque nada más se puede hacer que atormentar desde el más allá a los que hacen el mal. Estoy cansado de estar aquí. Esta oscuro y ya debo de salir. Déjenme, si hay Dios.

La mirada en todos en la hora fechada.- ya es tiempo-. El que pagan por velar mi sueño me lleva esposado a su mano. Surge un eco de a pocas y que llega al centro de mi cerebro. Presiona. Presiona. Me empujan. Me miran con cara de pena y todo esto me da rabia. Con nuevo traje, sin esposas, mirada al frente y bien sujeto; necesitaba más amor y mirar a alguien más de la muerte. Deseaba no pensar en el dolor que ya se reflejaba en mis ojos rojos. No quería ser la función de nadie. Al menos, nadie de mi familia me verá. No soy más que nada.

Al cielo no iré. Y no me importa. Se cubre mi vista. No veo nada más que mi pensamiento. No temo. No sufro. Cada vez que estoy en momentos así, cierro mis ojos. Pienso en cosas sanas. Mi infancia. Mi madre. No estaré contigo. Lo siento. No eres culpable de mi forma de ser.

Me quiero acomodar. No puedo. Quiero bajar la mirada. Y ahí viene. Tres , dos …